“Durante la fe, durante la duda, el hastío nos visita como el sueño: en el instante en que la voluntad afloja su tensión. Pero cuando la fe y la duda se dejan descubrir en su ingenua, profunda relación, y sobreviene el asombro ante la absurdidad de la existencia, ante la maravillosa indiferencia de Dios, uno recupera la calma para siempre, y la calma para siempre es el hastío.”

“La verdad, es que en el fondo soy un fatalista. Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing que la puntual maceta que se derrumba sobre uno desde un séptimo piso”

“De pronto tuve conciencia de que ese momento, de que esa rebanada de cotidianidad, era el grado máximo de bienestar, era la Dicha. Nunca había sido tan plenamente feliz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volvería a serlo, por lo menos en ese grado, con esa intensidad”