“Me pregunté si no habría personas destinadas a encontrarse fuera cuáles fueran las decisiones que tomasen, si esa leyenda que hablaba de un hilo rojo que conecta a dos almas gemelas no sería verdad.”

“Al margen del paréntesis en el pulso constante que manteníamos desde que nos habíamos conocido, yo creía seguir teniendo claro lo que me convenía. Hubiera firmado en ese mismo instante por una aventura de una noche con algún tipo guapo y amable, algo que devolviera mi corazón a la vida, que me mostrara que los para siempre no existen pero los aquí y ahora no están tan mal. Porque seguir esperando el amor perfecto me resultaba pueril y ya había descubierto que la ingenuidad solo se traduce en dolor y heridas que nunca terminan de cicatrizar.”